domingo, 3 de julio de 2011

Indignado

Casi hace ya dos años que no subo post alguno a este blog. ¿Las razones? Son múltiples y no vienen al caso.

Lo cierto es que hoy me veo atrapado en un aeropuerto, y eso me ha decidido ha subir una nueva entrada sobre el asunto político más relevante que ha sucedido en esta parte del mundo en los últimos años: el movimiento de los indignados, también llamado del 15-M.

Cuando inicié este blog, ya subyacía en él toda mi indignación por un sistema que se dice democrático pero que incumple hipócritamente la mayor parte de las condiciones que debería tener para poder llamarse así: responsabilidad directa de los políticos ante los ciudadanos, transparencia en la gestión de los asuntos públicos, separación de poderes, independencia informativa, etc...

En los últimos meses he podido descubrir que somos muchos los contrariados con el sistema que estamos dispuestos a hacernos escuchar para intentar que las cosas cambien. Sin embargo, son también muchos los obstáculos que pueden hacer que todo este movimiento no pase de una anécdota.

El primero de esos obstáculos es la manipulación del movimiento por una parte del sistema. En concreto, por los partidos que se autodenominan de izquierda y progresistas cuando no pasan de ser meras agencias de ocupación del poder para su propio beneficio. Para ello, cuentan con que gran parte de los que alzan la voz son desencantados que han dejado de creer en su marca: PSOE o IU. Así, esperan reconducir a todos los que antes compraban sus mensajes a ojos cerrados al redil y para ello aprovechan cualquier ocasión para halagarlos y ensalzar sus palabras, como si no fueran responsables directos de la situación a la que se ha llegado. ¿Lo conseguirán? Ya lo veremos.

Otro gran impedimento es la manipulación informativa de los medios de comunicación en su mayoría. Es tremendamente llamativo que esos medios, que hasta hace poco clamaban por la ausencia de independencia en la judicatura o por la representación teatral que supone un parlamento en que las discusiones se reducen a un mero recuento de los diputados de cada grupo, individuos carentes de personalidad propia reducidos a robots que obedientes pulsan el votón que en cada momento le ordenan, ahora hayan olvidado sus críticas y se dediquen a arremeter contra los que en la calle reclaman lo mismo que hasta hace poco ellos hacían. Con este comportamiento, los medios de comunicación no hacen sino evidenciar su papel como comparsas del sistema, simulando que es posible la crítica al mismo dentro de los cauces que éste establece, es decir, siempre y cuando dichas críticas no conduzcan a nada. Su papel por tanto no pasa de ser el de mantenedores del estado de cosas, adocenando y adormeciendo a todos aquellos que se atrevan a pensar por sí mismos.

Y el tercer y último obstaculo son los propios indignados. Perdidos en reclamaciones ilusiorias, alejados de la realidad, enzarzados en peleas del tipo quítate tú que me pongo yo, su protesta se diluirá como azucarillo en el café caliente de los que dirigen el cotarro.

Urge por tanto retomar las reclamaciones que iniciaron este movimiento: lucha contra la corrupción, reforma de la ley electoral (listas abiertas e igual valor de cada voto) e independencia de poderes. Porque una vez conseguido esto todo será posible.



miércoles, 7 de octubre de 2009

LA DECADENCIA DE OCCIDENTE (I)

Creámoslo o no, occidente ya no es el ombligo del mundo. Querámoslo o no, es cuestión de un par de décadas que los USA y la UE sean poco más que un vagón cada vez más desvencijado en el tren del desarrollo mundial.

No se trata de que surjan potencias emergentes, aunque por supuesto el hecho de que China, India y Brasil trabajen duro para constituirse en las locomotoras de ese tren alimentándose de su cada vez mayor poder demográfico, militar y económico tiene mucho que ver. Tampoco son tan importantes factores como el que la innovación tecnológica haya dejado de ser un privilegio de estados como los europeos, Estados Unidos y Japón; que en China hayan sido capaces de desarrollar una vacuna contra la gripe A antes que nadie no es una simple anécdota. La decadencia de occidente tiene su raíz en un problema mucho más grave y profundo, encarnado en sus sociedades, propagado por su cultura e incubado desde su origen por sus políticos.

La decadencia de occidente es tan palmaria y a la vez tan negada por la mayoría que sólo puede entenderse como un virús que incapacita al enfermo para reconocer sus propios síntomas de enfermedad. Da lo mismo cuáles sean estos síntomas, el enfermo no reacciona. Que la crisis económica haya sido provocada por algunos que han obtenido beneficios multimillonarios durante muchos años, y esté siendo pagada por todos los que humildemente colaboran con su trabajo diario a que la maquinaria social siga funcionando, sin que se conozcan reacciones significativas de los paganos en ninguna sociedad occidental. es uno de esos síntomas. Que la defensa de los derechos humanos en el mundo haya pasado a ser una excusa para presionar a aquellos dictadores que no son amigos, y una mera incomodidad cuando se trata de llegar a acuerdos comerciales con ciertas tiranías, es otro de esos síntomas. Que defendamos el derecho a trasponer a nuestra casa los valores de aquellos que en la suya aniquilan los nuestros es también otro síntoma.

La decadencia de occidente es, ante todo, ética: la ausencia de una finalidad moralmente aceptable en el devenir de sociedades e individuos.

Y de esto es de lo que hablaremos en próximas semanas...


lunes, 13 de julio de 2009

ESPAÑA Y MARRUECOS: ¿SOMOS TAN DIFERENTES?

Recientemente he tenido ocasión de viajar por Marruecos y descubrir cuan ignorante era al pensar que se trataba de un país muy diferente a España. Y es que al contemplar el Estrecho en un día claro, ya uno descubre que apenas nos separa un ancho río, que pese a tratarse de dos continentes distintos estamos más lejos de, por poner un ejemplo, París que de Fez.

Cuando uno se adentra en el país marroquí descubre una gran similitud entre sus páisajes y los de la costa mediterránea española, pero no es éste el parecido más sorprendente...

Y es que el viajero español se da cuenta de que nuestro país, poquito a poco, va camino de alcanzar a Marruecos. Sí, lectores, en España, como desde siempre en Marruecos, una élite ostenta el poder, goza de la riqueza y se perpetúa en sus privilegios; allí dinásticamente, aquí políticamente utilizando el mecanismo de los partidos. Y mientras tanto, el inmenso pueblo goza de la incultura que le ofrecen los medios de comunicación y el sistema educativo, la clase media es cada vez más escasa, sobre todo intelectualmente, debilitados sus integrantes de tanto nutrir con su esfuerzo un sistema injusto y abotargados por el opio de la telebasura y el fútbol, y aquellos que consiguen mantener la cabeza fuera de este caldo espeso de idiocia y parasitismo claman porque el esfuerzo y el mérito vuelvan a ser los vehículos distribuidores de riqueza que funcionen bien engrasados empujados por el motor de la Educación Pública, pero sus voces se pierden en el vacío cuando no son reprimidos expeditivamente, o si no veáse lo ocurrido recientemente a los 14 de UPyD.

Y yo les pregunto, ¿es este el país que queremos?


sábado, 4 de julio de 2009

EDUCACIÓN ESPAÑOLA: EL ESPEJO DE UNA NACIÓN

En estos tiempos de crisis que nos aquejan, con el horizonte económico cada vez más y más oscuro, parece que cuestiones como la Educación quedan relegadas a un segundo plano. Sin embargo, es precisamente en momentos como éste cuando más debe considerarse si el sistema educativo de una nación responde a sus necesidades, pues como afirma el nobel de economía Joseph E. Stiglitz: “La mayor riqueza de un país es su población. Por eso es fundamental asegurarse de que todo el mundo pueda alcanzar su potencial, para lo cual es necesario que todos tengan oportunidades para recibir una educación”.

Desde hace más de tres lustros venimos padeciendo en España un sistema educativo nefasto derivado de la LOGSE, cuya finalidad oculta no ha sido otra que deformar a las generaciones de jóvenes que la han padecido. Si para un país, y para su economía, es esencial disponer de jóvenes preparados para acceder al mercado laboral con una sólida formación intelectual y una capacidad de esfuerzo y superación notables, la LOGSE ha venido produciendo generaciones enteras de jóvenes educados en la creencia de que no es necesario esforzarse para conseguir los objetivos deseados, y que la mediocridad es un valor deseable e incluso un modelo a seguir dentro de un sistema falsamente igualitario. ¿Tendrá esto algo que ver con la actual crisis económica?

Por si fuese poco, la última LOE, no pretende cambiar el panorama educativo, sino que profundiza en los objetivos ocultos de la LOGSE: conseguir una sociedad manipulable en la que los jóvenes no sean capaces de discernir, por lo que no se pretende que sean educados para ello ni se persigue la excelencia en su formación, estableciendo unos requisitos cicateros en conocimientos y aprendizajes que les permiten avanzar de curso en curso. Pero no nos preocupemos por ello: nuestros gobernantes dedican buena parte de sus ingresos a asegurar una buena educación a sus hijos... en la escuela privada. Quienes han sufrido la LOGSE y ahora sufren la LOE no son los hijos de las clases pudientes, sino los de aquellos que no pueden pagar por su educación, es decir, la mayoría de los ciudadanos. ¿Es este un sistema educativo progresista? ¿Es justo? ¿Ofrece oportunidades a todas las personas para que alcancen su potencial? ¿Crea riqueza para el país?

Por si fuese poco, al desolado paisaje educativo hay que añadirle otro factor no menos trascendente: la España de las autonomías. El desbarajuste competencial existente hace posible que, en las comunidades autónomas gobernadas por los nacionalistas, se imponga a macha martillo una educación en la lengua local expulsando al idioma español de las escuelas y se deforme la historia común, recreando falsos mitos identitarios y excluyentes.

¿Cómo extrañarnos entonces de la posición que ocupa nuestro país en todas las clasificaciones educativas internacionales? Que los resultados de nuestros jóvenes se encuentren por debajo de la media de los de los países que integran la OCDE no es casualidad.

Por todo ello, y ahora que la crisis aprieta, es más urgente que nunca acometer reformas que enderecen el rumbo de nuestro sistema educativo y que permitan que la Educación sea la mayor fuente de riqueza de este país. Para ello, han de producirse cambios en tres ámbitos esenciales: legislación, organización y profesorado, acometiéndose algunas reformas legislativas estatales que creo necesarias:

1.- Retorno al Estado de las competencias en Educación, especialmente de aquellas relativas a la ordenación de los currículos que, estando actualmente en manos de los gobiernos de las comunidades autónomas, permiten a estas la manipulación de los contenidos que se enseñan en las escuelas. En este sentido, es fundamental que el Estado sea plenamente competente en materia de regulación educativa, para evitar que el desarrollo de las leyes por las comunidades autónomas suponga su tergiversación.

2.- Aumento de la inversión en Educación hasta un 6% del PIB, ya que mientras en España esta se sitúa entorno al 4,4 % del PIB la media de la Unión Europea antes de la última ampliación era del 5,3%, encontrándonos bastante lejos del 8’4 % que destina Dinamarca, del 6,4% de Finlandia o del 5,8% de Francia.

3.- Elaboración de una nueva Ley de Educación, consensuada con toda la sociedad y muy especialmente con los profesionales de la educación, en la que se establezca un marco educativo estable durante al menos 15 años que fomente el esfuerzo y la autosuperación así como el pensamiento crítico. Esta nueva Ley debería ser la base legislativa que junto al aumento en la inversión permitiera situar de nuevo a la escuela pública como referente en la excelencia educativa, como lo fue en los años 60 y 70 del pasado siglo.

4.- Refuerzo de la alta inspección educativa, para que pueda desarrollar con eficacia su labor en todo el Estado disponiendo de plena capacidad sancionadora.

5.- Establecimiento de pruebas de nivel homogéneas para los alumnos de todo el Estado, realizadas por un organismo independiente con objeto de comprobar la calidad de la educación y justificar ante la sociedad el esfuerzo inversor que ésta realiza.

6.- Refuerzo de la autoridad del profesor como funcionario público y promulgación de un Estatuto del personal docente no universitario que permita el desarrollo de una verdadera carrera profesional.

Para terminar, y parafraseando las palabras del decreto de la Junta de Andalucía para la ordenación de las enseñanzas de bachillerato, si la finalidad de la Educación ha de ser proporcionar a nuestros jóvenes la formación necesaria para que alcancen plena madurez intelectual y humana, para que adquieran los conocimientos y habilidades que les permitan desarrollar una función social útil y puedan incorporarse a la vida activa como ciudadanos responsables, competentes, y autónomos... ¿por qué no hacemos lo necesario para que esto sea realidad?

jueves, 25 de junio de 2009

IRÁN: ¿LIBERTAD O PODER?

Tras dos semanas de revueltas provadas por el amaño de las elecciones presidenciales para asegurar la reeleción del presidente Ahmadinejad, en las que el color rojo de la sangre de derramada de los manifestantes se ha mezclado en las calles con el verde de los partidarias del opositor Musaví, nos queda, a los occidentales que contemplamos cómodamente en nuestro televisor el espectáculo iraní, la duda de qué está ocurriendo realmente en aquel país.

Según lo aparecido en todos los medios de comunicación el fraude electoral ha sido evidente, pero... ¿qué se puede esperar de una dictadura? Además, extraña que el principal opositor, al que se tilda de reformista, sea uno de los prebostes del régimen desde los tiempos del derrocamiento del Sha Reza Phalavi. Si a ello unimos el que este movimiento de protesta, que algunos llamarían revolucionario, sucede en un momento en el que Irán se encuentra cerca de culminar su programa de energía atómica, lo que le permitiría desarrollar armamento nuclear con la consiguiente amenaza para el principal aliado de los EEUU en Oriente Próximo, Israel, todo resulta confuso.

Parece evidente que la población iraní anhela libertad, justicia y paz. Derechos estos que van indisolublemente unidos, ya que no son nada el uno sin el otro. Pero... ¿es ese el objetivo de los que dirigen las revueltas? o ¿se trata de una lucha de poder entre distintas facciones del régimen disfrazada de una confrontación entre conservadores y reformistas? ¿quizá algún país extranjero está interfiriendo en el curso natural de los acontecimientos?

Sería muy triste y lamentable que, nuevamente, los ciudadanos de un país fuesen manipulados como si de mera materia prima se tratará, en beneficio de un poder que les es extraño en cuanto que no persigue otorgarles sus derechos naturales, y el primero de ellos es la libertad del individuo.